I Nací en las montañas. Aunque mi corazón, navega en el distante mar. Solo tengo en mí adentro: sabores marinos, canto de caracolas, y rumor de olas. Náufraga… En un mar de montañas. II El diluvio inundó la cordillera. Como Noé, construí una barca. Navegué entre los Andes y los valles… Hasta… ¡Encallar en la playa! Entonces… El latir del océano se acompasó con mi corazón. Calmé mi sed de mar y entendí mis lágrimas. Me adentré en sus aguas, y regresé al vientre eterno. Gloria Beatriz Salazar De la Cuesta
